Dentro de cada estilo musical, y más concretamente en el Heavy Metal, hay profesionales con un nivel de influencia tal que por sí solos son capaces de marcar tendencia o estandarizar una forma de hacer las cosas. Sascha Paeth, en lo que respecta al Power Metal, viene siendo uno de ellos desde hace tiempo. Consolidado, admirado y seguido, se ha convertido en todo un gurú de este sonido desde hace más de dos décadas, siendo este tiempo transcurrido más que suficiente como para afirmar que ha contribuido sobradamente para que este estilo alcanzase su máximo esplendor a finales de la década de los 90.
Músico, cantante, compositor, productor…la polivalencia de Sascha le permite guisarse y comerse un disco entero el solito si hiciera falta. Ha participado, de alguna u otra forma, en grandes producciones que forman parte de lo más destacado de la escena metalera, aunque todo comenzó con Heaven’s Gate, su banda de power metal y una de las pioneras junto con Helloween, Rage o Running Wild de la eclosión de este estilo en Alemania.
Su interés por tener un mayor y mejor control de otros aspectos relacionados con la creación de un disco, le llevan, diez años después de haberla creado, a abandonarla en pos de centrarse en su faceta de productor. Es ahora, haciendo uso de los estudios creados para su extinta banda, Gate Studios, cuando comienza verdaderamente su prolífica carrera para encumbrar este gran estilo musical.
Como productor, grandes grupos confiaron sus inicios(y prácticamente toda su trayectoria) al buen hacer de Sascha Paeth, poniéndose en sus manos y dando lugar a autenticas joyas atemporales de este estilo: Holy Land (Angra – 1996), Lengendary Tales (Rhapsody – 1997), Symphony of Enchanted Lands (Rhapsody – 1999), King of the Nordic Twilight (Luca Turrilli – 1999) o The Fourth Legacy (Kamelot – 1999)…
Posteriormente, y tras demostrar que era capaz de ‘dar a luz‘ productos de semejante calidad sonora, se fueron uniendo otros grandes grupos a su nómina productiva. Epica, Brainstorm, At Vance o After Forever son una buena muestra de ello. Pero mención especial merece la estrecha relación que con Tobias Sammet ha venido manteniendo desde comienzos de este siglo. Tanto con Edguy como con Avantasia, las dos bandas que lidera el cantante y compositor alemán, ha tenido unos grandes niveles de implicación. Especialmente con estos últimos y sus celebérrimos Metal Opera, ya que ha participado de una u otra manera en todos los discos que han editado, formando incluso parte de la nómina fija de músicos que lo componen desde que hace ya algunos trabajos se atrevieran a girar.
A todo esto se le suma la atención y dedicación que le presta a varios grupos de nuevo cuño y emergentes. Dos buenos ejemplos de ello son Seven Spires y Beyond the Black. Nuevos proyectos muy del gusto del productor y en los que Sascha aplica toda su sapiencia melódica. Tras varias escuchas, les auguro un gran futuro. Juzgad vosotros mismos:
Sascha Paeth hoy en día sigue actuando sobre los trabajos de gran parte de los grupos arriba referidos, elevándolos a las cotas de calidad habituales y dotándolos de ese ‘toque‘ especial al que nos acostumbra. Más allá de los conocimientos musicales que uno pueda tener, y la capacidad para discernir entre lo que es una gran producción y lo que no lo es, en estos discos siempre se palpa una atmósfera, grandilocuencia, calidad, claridad y cohesión especial, que nos hace presuponer, de partida y a falta de profundizar, que estaremos ante un gran trabajo discográfico.
El que aparezca el nombre de Sascha en un libreto es, cuanto menos, sinónimo de calidad. Esto es algo que él mismo se ha labrado con el paso de los años, siendo historia y parte de lo que en sus inicios y hoy en día conocemos como Power Metal, y que a pesar de sus baches y críticas, algunos tanto amamos y disfrutamos.
Os dejamos con un par de apariciones estelares de Sascha Paeth en sendos conciertos de Kamelot y Oliver Hartmann de At Vance:
¡Buen artículo! ¡Sí, señor! Ya estoy con Seven Spires, y a continuación me pondré con Beyond The Black, si Paeth está detrás, me tienen que gustar…