
Corría el año 1.997, y la banda finesa Stratovarius se encontraba en plena cresta de la ola. El resurgimiento del Power Metal ya era una realidad. Decenas de bandas surgían y adoptaban los sonidos Hellowinianos como base de su estilo, y entre todas estas bandas estaban ellos como abanderados del renacimiento del estilo. Una banda que recogió diversas influencias y las conjugó con la precisión de un reloj suizo, siempre con ese aroma a frío polar ártico que impregnaba a sus composiciones. Entre todas sus influencias, destacaban la música clásica y el metal neoclásico que inició el maestro Ritchie Blackmore y que continuó su alumno más aventajado Yngwie Malmsteen. Una forma de tocar la guitarra, que el líder de la banda Timo Tolkki, elevó a su máxima expresión permitiéndole crear verdaderas joyas del estilo, apoyado por una banda muy talentosa, desde el batería, locomotora humana Jorg Michael, pasando por el mítico teclista Jens Johansson y para poner la guinda, y sin olvidarnos del bajista Jari Kainulainen, el genial vocalista y poseedor de la voz más bonita del Heavy Metal Timo Kotipelto.
Después de su mágico, denso y complejo ‘Episode‘, la banda quiso seguir la estela de los temas más accesibles y directos del disco, como ‘Father Time‘, ‘Will The Sun Rise‘ o la fugaz ‘Speed Of Light‘, y lejos de dejarse amedrentar por los hitos logrados en su anterior disco, Stratovarius consiguió plasmar una colección de temas impresionantes, a cual mejor, en un disco basado en las profecías de Nostradamus, llamado ‘Visions‘.
Todos y cada uno de los temas son ya clásicos del Power, pero entre tanta joya, destacaba una canción que a la postre se convertiría en la más representativa y mítica de la banda. Nos referimos a la sublime, frenética y preciosa ‘Black Diamond‘.
Una canción que representa toda la esencia de la banda finesa. Desde su intro de teclado con sonido de clavicordio, pasando por la velocidad comedida de su genial estrofa, rematada por uno de los mejores y más bonitos estribillos jamás creados por una banda de Metal. Sin olvidarnos de esos solos de teclado y guitarra que se complementaban y rivalizaban a partes iguales, los cuales daban paso de nuevo a la base de clavicordio con la que comenzaba el tema, a la que se suma la guitarra de Tolkki reproduciendo la melodía del estribillo. Sin duda, uno de los mejores momentos que un fan del Power Metal pueda vivir. Y al final del tema, otra vez ese extenso y melódico estribillo de los que se te clavan a fuego para toda tu vida.
Después de ‘Visions‘, vinieron dos discos de mucho mérito, aunque ya no tan excelsos. ‘Destiny‘ e ‘Infinite‘, otras dos placas imprescindibles del Power Metal, las cuales precedieron a otras obras de la banda ya no tan geniales, y que a la postre, dieron con el bueno de Timo Tolkki fuera de la banda, lo cual supieron aprovecharlo los supervivientes para rearmarse y editar una colección de discos muy dignos y talentosos, que conservan la esencia de la banda, pero que incorporan nuevos sonidos, los cuales aportan un valor añadido a la ya prestigiosa marca Stratovarius.
Sin más, os dejo con mi grupo de metal favorito y con esta maravilla de la música llamada ‘Black Diamond‘. Y gritad fuerte eso de: I know I can’t stay by your side forever
But I know I won’t forget your beauty
My black diamond!!!
Ahhh, y como veo que os encanta el Power Metal, no dejéis de visitar uno de los post más emblemáticos de ElCabodelRock: Las 10 mejores canciones Power Metal.
Gracias por el artículo y recomendación del directo.😎