Teniendo en cuenta que mi introducción definitiva en el heavy metal fue a través del powermetal hace más de 20 años, es de suponer que Hammerfall, como uno de los principales exponentes de este estilo, esté entre mis grupos predilectos. Aunque esto no me resta objetividad y ojo clínico para valorar este trabajo como realmente debe hacerse.
Desde 1997 y su celebérrimo Glory to the Brave, han pasado ya por delante de nuestras narices 20 años y 10 discos del grupo. Este grupo podrá tener seguidores y detractores a partes iguales, pero lo que está claro es que no te deja impasible. A finales de los 90 lo tuviste que amar sin más remedio; hoy es posible que lo aborrezcas.
Es difícil hacer una crítica objetiva de un disco actual de este grupo sin dejarse influenciar por sus tres primeros trabajos. Y es que el ya nombrado Glory to the Brave (1997), Legacy of Kings (1998) y Renegade (2000), suponen un trío mágico que puede considerarse como uno de los mejores debut de un grupo de Heavy Metal en la década de los 90. Incluso Crimson Thunder, a pesar de su salida ya en 2002, supone un colofón o broche de oro magistral a esta etapa inicial. Era el año 2002 y Hammerfall se había aupado a la cima del panorama ‘powermetalero’ por méritos propios.
Impactó, y mucho, sus temas claros y directos. Sin complicaciones ni concesiones. Pegadizos y directos a la memoria con tan solo una escucha. Esto, aparte de granjearles una legión de templarios seguidores casi instantánea, supone un lastre con el que has de saber convivir si quieres que el proyecto perdure en el tiempo.
Y en esas están desde Crimson Thunder. Lanzando trabajos que no desmerecen la trayectoria de la banda (en algunos por poco, todo sea dicho), pero que para nada se acercan al nivel de los primeros. Altibajos que hicieron que perdieran parte del crédito obtenido y, sobre todo, seguidores. Aunque esto dentro de lo que cabe es normal. La banda seguía haciendo más de lo mismo (voy a omitir el fallido Infected), pero ahora sin la calidad ni la chispa inicial. También hay que decir que el tiempo pasa y los gustos musicales también tienden a hacerlo, y lo que en un momento gustaba por su fácil digestión y asimilado, ahora puede aborrecerse ya que se buscan otros estilos más complejos y elaborados.
El caso es que nos plantamos en 2014, tras otros cuatro discos entre 2005 y 2011 con más defectos que virtudes. Oscar Dronjak, alma mater del grupo, se propone sacar un disco que sea una vuelta clara a los orígenes, olvidando así toda prueba orientada a la evolución e innovación (tras Infected pensaría que a partir de ahora ‘los experimentos con gaseosa’). El resultado es (r)Evolution. Se trata de un muy buen disco, donde la banda adquiere nuevamente niveles compositivos propios de sus trabajos iniciales. Sí, siguen hablando de templarios, martillos, espadas y luchas, pero recuperan la chispa y ese halo especial que les catapultó de cabeza al éxito.
Ahora, ya en 2016, vuelven a la carga con este Built to Last. ¿Supondrá un nuevo espaldarazo que les permita seguir escalando hacia esa cima perdida, o en esta ocasión toca nuevamente bajada en su montaña rusa particular? Veámoslo:
El comienzo del disco es toda una declaración de intenciones. Bring It es una poderosa descarga de ritmo y sincronización sonora, perfectamente liderada por unos riffs de guitarra desgarradores y una batería con un metraje totalmente protagonista (gran debut de David Wallin al frente de ella). Todo ello aderezado con una primera toma de contacto con la atemporal voz de Joacim. Este es un tema en la línea del heavy más clásico de la banda, rezumando cierto saborcillo a los años 80.
Continuamos con uno de los temas protagonistas del disco. Hammer High se asimila ya como un nuevo himno de la banda desde su primera escucha. Es un medio tiempo sencillo y directo, sin una elaboración enrevesada que precise de varias escuchas para ir desgranándolo. El estribillo coral entra rápido y se te graba a fuego en la mente, para ser coreado una y otra vez. Compositivamente no es lo mejor del disco, pero en directo a buen seguro que sonará y será de lo más aclamado por sus seguidores.
El tercer corte, The Sacred Vow, comienza con un acústico de guitarra un tanto desconcertante. Pero es simplemente una leve y pasajera sensación, ya que rápidamente entra la parte eléctrica con gran fuerza y decisión. Esta descarga desemboca en uno de los estribillos más destacados del disco y muy al estilo de los grandes temas clásicos del grupo.
Con Dethrone and Defy encontramos verdaderamente el primer tema ‘powermetalero’ del disco. Doble bombo a toda mecha durante todo el corte, riffs de guitarra de fondo continuo y un gran solo explosivo que se repite en varias ocasiones (gran trabajo de Pontus Norgren). A destacar la parte final a modo de breakdown y onomatopeya coral (¿os recuerda a Legacy of Kings?) que dan pie a una nueva repetición del estribillo como colofón del tema. Con esta canción te das cuenta que la voz de Joacim es al powermetal lo que Jordan al baloncesto.
A continuación, nos llega la ineludible cita con la balada made in Hammerfall de cada nuevo disco. Nos preparamos, nos relajamos y disfrutamos sin más. Twilight Princess comienza con una flauta dulce y un acústico de guitarra que poco a poco nos va metiendo en una historia muy sentida y trascendente. No es Glory to the Brave, pero se sitúa por encima de lo que es la media de las baladas del grupo, que ya es decir bastante. Es bonita y bien interpretada por un Joacim que tira de agudos y suavizados durante todo el tema.
Llegamos a Stormbreaker. Otra descarga power que sigue a pies juntillas los patrones compositivos más habituales del grupo. Sencillez, ritmo alto, melodía y estribillo matador y pegadizo. Características estas que se suceden una y otra vez durante el tema, para conformar un corte en consonancia con todo lo escuchado hasta el momento. Sigue manteniéndose un gran nivel.
Y comienza a sonar épicamente el tema que da título al disco, Built to Last. Tema de riffs duros y cañeros, bien acompañados por una gran base rítmica y una original lírica conformada por el perfecto binomio creado por Joacim y una coral cargada de graves y solemnes voces. Es el tema más corto del disco, pero a la vez el más claro y directo.
Ahora nos llega The star of Home. Esta es una pista donde el powermetal vuelve a aparecer con fuerza y presteza. Presenta una mayor y, por qué no decirlo, mejor base rítmica que casi todo el resto del disco en cuanto a calidad. Es más compleja y profunda, con una instrumentación más variada y un gran solo de brillante desenlace. La voz de Joacim luce de forma extraordinaria a lo largo de todo el corte perfectamente integrada con la melodía. De lo mejor del disco, sin lugar a dudas.
Nos acercamos al final con el que para mí es el corte más flojo de todo el disco. New Breed no baja el nivel de calidad por querer hacer un giño claro a un heavy más clásico y ochentero (nótese clara inspiración en Judas, Accep o incluso Manowar), sino por la falta de originalidad. El estribillo es fuerte y cadencioso, pero no termina de transmitir. El solo está bien ejecutado, pero es muy anodino y plano. Ahora, en directo puede ser otra cosa, pero dudo que la oigamos como un integrante habitual de sus setlist.
Rematamos el disco con Second to None. Sorprende su comienzo con esa melodía de teclado suave y delicada. Recuerda un poco al Black Diamond de Stratovarius, pero rápidamente nos daremos cuenta de que las pretensiones de una y otra no son las mismas. Es un medio tiempo con una parte inicial más melancólica y trascendental (también en la interpretación de Joacim), y una segunda más agresiva y potente, que desemboca en el místico y nostálgico final nuevamente con meliflua melodía de teclado como protagonista.
Los Hammerfall se marcan con este Built to Last un gran disco que a parte de superar a su precedente, no hace sino más que remarcar y recalcar su resurgimiento de la banda en pos ubicarse nuevamente en un lugar privilegiado en el escalafón del powermetal. ¿Es más de lo mismo? Sí, pero con calidad y buen gusto. Yo lo he disfrutado mucho y estoy totalmente convencido de que los fans del grupo desde sus orígenes también lo harán.
Hay martillo en alto para rato.
Los directos de Hammerfall siempre han sido muy buenos. Ahí es donde te das cuenta que Joacim es el puto amo.
La primera vez que los vi fue en el Menorock del año 2000, junto con Mago de Oz y Gamma Ray. Gran noche aquella en San Javier…
Ok, me alegro que compartamos gustos, allí estuvimos nosotros también viendo a Hammerfall en directo, estuvieron geniales, esperemos lo mismo este año en el Leyendas, o incluso que estén todavía mejor porque ya el repertorio es más extenso, aunque Hammerfall mete poco relleno en sus discos, en especial en los primeros, por lo tanto en aquel Menorrock no hubo tema que no se disfrutase. Un saludo desde Almeria
Aun recuerdo en el bestial Metalmania de Villarobledo cuando tocaron Let the hammer fall, los pelos de punta!!!
Menudo articulo, se nota que los Hammerfall te han marcado, un dia subire la foto del Disco Legacy of Kings troquelado que me compro mi amigo Felipe en un viaje que hizo a Murcia. Para mi unos de los grandes del Power, recuerdo que el tio tan simpático que habia en las tienda Tipo de Almeria, me dijo que de todos los grupos que estaban saliendo en esa época, Hammerfall eran los peores. Y una leche!!!