Los 12 discos de Jose Manuel Barranco
El «baile» comenzó allá por 1998. Desde entonces ha dado para horas y hora de Heavy Metal. Mejorable, regular, bueno o excelso, pero siempre Heavy Metal. Aquí va una selección de lo que para mi incluso supera lo excelso, ya que se trata de aquellos discos que me han marcado en estos últimos 22 años.
Como se suele decir, no están todos los que son, pero lo son todos los que están. Os los cuento:
Iron Maiden – Brave the New World (2000)
Hasta este disco, para mi, Iron Maiden eran unos clásicos injustamente relegados en mis preferencias y mis escuchas diarias. Claro está que conocía prácticamente todo su trabajo y era capaz de canturrear todos sus ‘megacásicos’, pero con este disco todo cambió. No sé si por toda la expectación que se generó con la vuelta de Bruce Dickinson y Adrian Smith, o porque simplemente ya tocaba, el caso es que lo devoré durante semanas (hoy en día sigo haciéndolo). Esto me hizo revisar toda su discografía de cabo a rabo y esperar con ansia cada uno de los trabajos que en lo sucesivo irían sacando. Que por cierto, nunca ha superado a este magnífico disco.
Sonata Arctica – Ecleptica (1999)
En plena batalla por el trono del power metal europeo, llegaban estos fineses con su ¡¡¡primer trabajo!!! para sacudirlo todo. Y es que escuchar ‘Blank File‘ por primera vez es un cañonazo que insurrecciona sin remisión toda tu materia gris. Probablemente, ‘Silence‘, su segundo álbum, lo superara, pero el impacto inicial que produjo en mi este ‘Ecleptica‘ difícilmente se ha vuelto a superar.
Nightwish – Oceanborn (1998)
Este disco me hizo descubrir a la que hoy, si corremos un tupido velo sobre su último trabajo, puedo considerar como mi banda favorita. Todavía sin Marco pero con Tarja, este trabajo es una maravilla de principio a fin. Tuomas Holopainen sentó las bases del metal sinfónico, poniendo el listón muy alto para todo lo que posteriormente fue llegando. Solo os digo que no pasa semana sin que escuche ‘Sacrament and Wilderness‘.
Blind Guardian – Imaginations from the Other Side (1995)
Pocos discos se me vienen a la memoria de los que pueda decir que todas sus canciones son auténticos temazos. Este es uno de ellos. Ninguna te deja indiferente. Al contrario. Te hacen vibrar más y más hasta llegar al cenit con la que para mi es el mejor tema del grupo: ‘The Script for my Requiem‘. Desde la portada del gran Andreas Marschall hasta el bonus de la edición japonesa. Es inolvidable.
Luca Turilli – King of the Nordic Twilight (1999)
Parecía descabellado pensar que a finales de los 90 hubiera un disco más épico, sinfónico, efectista y hollywoodiense que los dos primeros trabajos de Rapshody. Pues bien, para mi lo hubo, y no podía tener otro origen que la propia Rapshody. Luca Turilli, perfectamente escoltado por los geniales Sascha Paeth y Miro, se sacó de la manga un trabajo en solitario que a día de hoy todavía retumba en mi cabeza, siendo la obra cumbre de este virtuoso músico.
Helloween – Better than Raw (1998)
Evidentemente no es el mejor disco de Helloween. Ponerlo por encima de los ‘Keepers’ sería una osadía tremenda por mi parte, pero esta lista no recoge los mejores discos, si no los que a mi más me han influido/impactado en la vida. Sobre este en concreto he de reconocer que fue el primer disco de heavy metal que escuche completo. Un verano de 1998, unos amigos y compañeros actuales de El Cabo del Rock lo pusieron en el coche mientras íbamos a la playa. Yo por aquel entonces no le había prestado mucha atención a este tipo de música(era más de grunge), pero la fanfarria inicial de ‘Deliberately Limited Preliminary Prelude Period in Z‘ y el posterior cañonazo de ‘Push‘ me cautivaron, llevándome desde entonces al lado Heavy de la vida.
In Flames – Clayman (2000)
Es la obra cumbre del death melódico y la última oportunidad de escuchar un disco de esta banda sin «contaminar» con otros estilos que nos frustren. Ni más ni menos. Ya en lo personal, fue el disco que me sacó de mi ensimismamiento con el power metal y me abrió los ojos a otros estilos de heavy metal. Matador de principio a fin y afortunado de haberlos podido ver en directo en aquella época.
Kamelot – Karma (2001)
Qué decir de Kamelot. Es el grupo que me mantuvo conectado al heavy metal en los años(pocos) que estuve un poco más disperso y sin hacer un seguimiento fiel a este tipo de música. ‘The Fourth Legacy‘, su anterior trabajo a Karma, fue el primer disco de heavy que compré. El impacto que me supuso escuchar en un programa de radio el tema homónimo al disco, hizo que al día siguiente fuera a comprármelo a la tienda Tipo. Un par de años después, con Karma, llegó el remate. Me conquistaron con esta maravilla sonora hasta el punto de que es uno de los pocos grupos que me siguen poniendo nervioso con cada disco que sacan. No está Roy, pero los de Thomas Youngblood siguen siendo mi ojito derecho.
Virgin Steele – Invictus (1998)
Power, americano, épico y con giros dramáticos y efectistas. Y no, no se trata de Manowar, pero se parecen. Aunque pensándolo bien, igual es Manowar es el que se parece a Virgin Steele. Tengo que reconocer que con este disco descubrí a los dos grupos, y por eso es tan especial para mi. Un soberano y lisérgico trabajo (la parte de «Vow of Honour» y la posterior «Defiance» son alucinógenas) que roza la perfección que probablemente alcanzó el posterior The House of Atreus, Act I (Act II me sigue sin convencer).
Avantasia – The Metal Opera (2001)
Si a comienzos de siglo nos dijeran que iban a unir sus fuerzas varios de los mejores cantantes de la escena metalera del momento, y que serían liderados y cantarían las letras que salieran de la privilegiada mente del gran Tobias Sammet, pensaríamos que se trata de un sueño utópico y no nos lo creeríamos. Pero como los sueños a veces se convierten en realidad, en enero de ese año llegaba a mis manos algo absolutamente mágico, que cambiaría mi concepción y forma de ver la música heavy metal por un largo tiempo. Trece autenticas obras de arte sonoras (no voy a destacar ninguna por encima de otras) que hicieron que durante muchos meses en mi vida no existiera otra cosa que no fuera Avantasia. Me dormía con Avantasia, me levantaba con Avantasia, me duchaba con Avantasia, comía con Avantasia, iba a la universidad con Avantasia…soñaba con Avantasia.
Dark Tranquillity – Damage Done (2002)
Death Metal clásico, con unos riffs de guitarra endiablados y una atmosfera generada por los teclado absolutamente sensacional. A esto hay que añadir algo que me maravilló y me hizo revisar toda su discografía hasta la fecha de este disco: los elementos eletrónicos. «The Treason Wall» es probablemente una de las canciones que más haya escuchado en mi vida.
GammaRay – Poweplant (1999)
En este disco todas las canciones, y cuando digo todas son todas, son auténticas piezas maestras del porwer/speed metal. Tema tras tema te vas dando cuenta de que la última que ha sonado es aun mejor que la anterior (hasta la versión de los Pet Shop Boys). Superar Land of the Free o Somewhere Out in the Space» se antojaba prácticamente imposible, pero con este disco se consigue y de manera holgada. Tanto es así, que hasta la fecha no ha llegado nadie a hacer algo similar en este estilo. Ni tan siquiera a empatarle. ¡Grande Kai!.
Tengo que reconocer que ha habido discos que me los he comprado solo por su portada. Luego me llevaba algún desengaño que otro, pero en el momento me dejaba llevar. C’est la vie 🙂
Es comprensible, cualquiera de esas portadas decoran cual obra de arte cotizada. Parece además que están agrupadas por colores ❗Es una buena idea para hacerse 1 camiseta con el collage (en el centro poner:Metal forever)❗
Inigualables portadas…
Tengo que reconocer que ha habido discos que me los he comprado solo por su portada. Luego me llevaba algún desengaño que otro, pero en el momento me dejaba llevar. C’est la vie 🙂
Joer… la verdad que leyendo el post me dan ganas de poner los 12 discos uno detrás de otro, y es que muchos de los discos que has sacado son también discos que fueron «mi primer disco» de esa banda: Imaginations, Invictus, Clayman (y me atrevería a decir que fue también el que me abrió el camino al MDM), Oceanborn, y Ecliptica. Vaya discos para conocer a sus respectivas bandas…
Totalmente de acuerdo. Los primeros discos que te hacen descubrir una banda tienen un «no sé qué» que los hace especiales. Y ya si son buenos ni te cuento… xD
Gracias por comentar, compañero.